diciembre 11, 2010

Como explicar a los niños el secreto de los reyes magos.



Antes o después,siempre llega un momento en el que los niños descubren el secreto de los Reyes Magos. Según algunos especialistas, no es aconsejable desvelar a los niños este secreto mientras se encuentran en una fase de inmadurez que no les permite entender bien todo lo que rodea a los Reyes Magos, hay que comprender que tras este secreto se encuentra una larga tradición cultural o religiosa que va más allá del regalo de los juguetes, y sobre todo que los niños se han ilusionado y emocionado con la idea de los reyes magos durante años.

Según indican los especialistas, para desvelar el secreto de los Reyes Magos a los niños, la mejor época es precisamente cualquier otra que la de Navidad y hay que hacerlo con mucho tacto y en un momento en el que la mente del niño ya ha madurado lo suficiente para entender las explicaciones.

Hay que tener en cuenta que algunos niños creen ciegamente en los Reyes Magos y en la magia que les rodea, hasta el punto que podría ser muy difícil mostrarles la verdad. En algunos casos los pequeños podrían llegar a creer que sus padres les están engañando y vivir momentos de verdadera angustia.

Por eso está en los padres lograr transmitir la realidad de un modo comprensible y aceptable, y por ello hay que tener en cuenta que demás de la edad, también son importantes las explicaciones que se le proporcionarán al niño.

Así es necesario encauzar la creencia de los Reyes Magos conjugándola con aquellos valores humanos de calidad, el amor, la bondad… intentando desterrar siempre en la medida de lo posible la “hipertrofia juguetera” que sufren algunos padres, ya que regalar uno de los mejores juguetes a un niño no implica que pueda ser más feliz gracias a ello.

Es una tarea de los padres desvelar el secreto de los Reyes Magos mostrando a los niños valores desconocidos, como por ejemplo el esfuerzo que realizan los padres para que se sientan felices. También resulta conveniente -sobre todo si los niños tienen hermanos menores- , que se impliquen en hacer felices ellos también a los más pequeños colaborando con sus padres y ganando en generosidad. Gracias a ello garantizaremos un crecimiento emocional adecuado y serán niños más responsables en muchos sentidos.

El mejor momento para explicar la verdad del misterio dependerá de cada caso particular, normalmente el niño suele preguntarlo con naturalidad al oir algún comentario en la escuela. Quizás esa sea la mejor ocasión si el niño está capacitado para entenderlo.
Se le puede decir algo así como que “cuando yo era como tú, mis padres me lo contaron a mí y ha llegado la hora de que te lo cuente yo”. Evidentemente, si tiene hermanos menores hay que avisarle de que no desvele el secreto, con esto se le puede hacer participe de la tradición y crear un vinculo con los padres, que le haga “sentirse mayor”, y más responsable con los más pequeños. Para ello también se les puede decir algo como “Sólo aquellos que se han hecho hombrecitos como tú pueden compartir con sus padres este secreto, porque se confía en ellos para que no lo desvelen a sus hermanos pequeños hasta llegado el momento en el que a ellos también se lo puedan contar”.
También es conveniente contextualizar la explicación para que no se sientan defraudados y no crean que todo es una mentira. Para ello se les puede explicar una “historia puente” entre la realidad y la tradición, para que se les haga más llevadera la nueva situación.
Os dejo dos ejemplos de “historias puente”, ambas son muy similares y salvaguardan el sentido de la tradición, y fomentan los buenos sentimientos y las virtudes en los menores.
La primera dice así:
Hace muchos muchos años, cuando los Reyes Magos vivían, entregaron su preciosos regalos (incienso, mirra y oro) a Jesús como símbolo de amor hacia él. Desde entonces, recordando este precioso día, los padres de todos los niños del mundo decidieron dar regalos a sus hijos ese mismo día de cada año para recordarles todo lo que les querían. De esta manera, ellos serían como los Reyes Magos y cada año les darían sus regalos en la noche mágica del 5 de enero.
Ellos sabían si sus hijos se habían portado bien durante el año, si habían ayudado a sus hermanos pequeños y si no se habían peleado demasiado con sus hermanos mayores. Ellos hacían la carta con sus hijos y así sabían lo que querían recibir esa noche tan especial.
Así que, cuando los niños se van a la cama, los padres (que en ese momento son como los Reyes Magos) dejan los regalos para sus hijos con todo el cariño del mundo.
Al día siguiente, deben disimular delante de ellos cuando están abriendo los regalos porque deben guardar el secreto y no romper este momento mágico
Pero, cuando los niños se hacen mayores, como tú, deben contarles ese secreto y hacerles prometer que no lo contará a los más pequeños. De esta manera, la magia no desaparecerá jamás.
Ahora ya lo sabes. Eres el poseedor de la verdad y debes guardar el secreto para mantener la magia. Muchos niños como tú ya lo saben también y entre todos haremos que los Reyes Magos nunca dejen de existir.”
Por último os copio la segunda “historia puente” que quizás también os pueda ayudar a explicar el secreto de los reyes magos a vuestros hijos: 
"Los Reyes Magos son verdad

Apenas su padre se había sentado al llegar a casa, dispuesto a escucharle como todos los días lo que su hija le contaba de sus actividades en el colegio, cuando ésta en voz algo baja, como con miedo, le dijo:
- ¿Papá?
- Sí, hija, cuéntame
- Oye, quiero... que me digas la verdad
- Claro, hija. Siempre te la digo -respondió el padre un poco sorprendido
- Es que... -titubeó Blanca
- Dime, hija, dime.
- Papá, ¿existen los Reyes Magos?
El padre de Blanca se quedó mudo, miró a su mujer, intentando descubrir el origen de aquella pregunta, pero sólo pudo ver un rostro tan sorprendido como el suyo que le miraba igualmente.
- Las niñas dicen que son los padres. ¿Es verdad?
La nueva pregunta de Blanca le obligó a volver la mirada hacia la niña y tragando saliva le dijo:

- ¿Y tú qué crees, hija?
- Yo no sé papá, que sí y que no. Por un lado me parece que sí que existen porque tú no me engañas; pero, como las niñas dicen eso.
- Mira, hija, efectivamente son los padres los que ponen los regalos pero...
- ¿Entonces es verdad? -cortó la niña con los ojos humedecidos-. ¡Me habéis engañado!
- No, mira, nunca te hemos engañado porque los Reyes Magos sí que existen -respondió el padre cogiendo con sus dos manos la cara de Blanca.
- Entonces no lo entiendo papá.
- Siéntate, Blanquita, y escucha esta historia que te voy a contar porque ya ha llegado la hora de que puedas comprenderla -dijo el padre, mientras señalaba con la mano el asiento a su lado.
Blanca se sentó entre sus padres ansiosa de escuchar cualquier cosa que le sacase de su duda, y su padre se dispuso a narrar lo que para él debió de ser la verdadera historia de los Reyes Magos:
Cuando el Niño Jesús nació, tres Reyes que venían de Oriente guiados por una gran estrella se acercaron al Portal para adorarle. Le llevaron regalos en prueba de amor y respeto, y el Niño se puso tan contento y parecía tan feliz que el más anciano de los Reyes, Melchor, dijo:
- ¡Es maravilloso ver tan feliz a un niño! Deberíamos llevar regalos a todos los niños del mundo y ver lo felices que serían.
- ¡Oh, sí! -exclamó Gaspar-. Es una buena idea, pero es muy difícil de hacer. No seremos capaces de poder llevar regalos a tantos millones de niños como hay en el mundo.
Baltasar, el tercero de los Reyes, que estaba escuchando a sus dos compañeros con cara de alegría, comentó:
- Es verdad que sería fantástico, pero Gaspar tiene razón y, aunque somos magos, ya somos ancianos y nos resultaría muy difícil poder recorrer el mundo entero entregando regalos a todos los niños. Pero sería tan bonito.
Los tres Reyes se pusieron muy tristes al pensar que no podrían realizar su deseo. Y el Niño Jesús, que desde su pobre cunita parecía escucharles muy atento, sonrió y su voz se escuchó en el Portal:
- Sois muy buenos, queridos Reyes Magos, y os agradezco vuestros regalos. Voy a ayudaros a realizar vuestro hermoso deseo. Decidme: ¿qué necesitáis para poder llevar regalos a todos los niños?
- ¡Oh! necesitaríamos millones y millones de pajes, casi uno para cada niño que pudieran llevar al mismo tiempo a cada casa nuestros regalos, pero no podemos tener tantos pajes., no existen tantos.
- No os preocupéis por eso -dijo el Niño-. Yo os voy a dar, no uno sino dos pajes para cada niño que hay en el mundo.
- ¡Sería fantástico! Pero, ¿cómo es posible? -dijeron a la vez los tres Reyes Magos con cara de sorpresa y admiración.
- Decidme, ¿no es verdad que los pajes que os gustaría tener deben querer mucho a los niños?.
- Sí, claro, eso es fundamental - asistieron los tres Reyes.
- Y, ¿verdad que esos pajes deberían conocer muy bien los deseos de los niños?
- Sí, sí. Eso es lo que exigiríamos a un paje -respondieron cada vez más entusiasmados los tres.
- Pues decidme, queridos Reyes: ¿hay alguien que quiera más a los niños y los conozca mejor que sus propios padres?
Los tres Reyes se miraron asintiendo y empezando a comprender lo que el Niño Jesús estaba planeando, cuando su voz de nuevo se volvió a oír:
- Puesto que así lo habéis querido y para que en nombre de los Tres Reyes Magos de Oriente todos los niños del mundo reciban algunos regalos, YO ordeno que en Navidad, conmemorando estos momentos, todos los padres se conviertan en vuestros pajes, y que en vuestro nombre, y de vuestra parte regalen a sus hijos los regalos que deseen. También ordeno que, mientras los niños sean pequeños, la entrega de regalos se haga como si la hicieran los propios Reyes Magos. Pero cuando los niños sean suficientemente mayores para entender esto, los padres les contarán esta historia y a partir de entonces, en todas las Navidades, los niños harán también regalos a sus padres en prueba de cariño. Y recordarán que gracias a los Tres Reyes Magos todos son más felices.

Cuando el padre de Blanca hubo terminado de contar esta historia, la niña se levantó y dando un beso a sus padres dijo:
- Ahora sí que lo entiendo todo papá. Y estoy muy contenta de saber que me queréis y que no me habéis engañado.

Y corriendo, se dirigió a su cuarto, regresando con su hucha en la mano mientras decía:
- No sé si tendré bastante para compraros algún regalo, pero para el año que viene ya guardaré más dinero.
Y todos se abrazaron mientras, a buen seguro, desde el Cielo, tres Reyes Magos contemplaban la escena tremendamente satisfechos. “

2 comentarios:

A Real Pilgrimage dijo...

No sabía que en España también tenían la tradición de dar regalos el día de Reyes. En México también, pero no en Estados Unidos. Creo que has tocado un punto muy importante. Hay muchos papás que no saben cómo manejar esta situación. Gracias por compartilo. Feliz Adviento a tí y a tu familia!!!

Jose Menchon dijo...

Muchas gracias por el comentario. Este post tambien se puede aplicar a Santa Claus y a otras costumbres. Creo que de como se explique depende que el niño siga teniendo la ilusion . ¡no hay que perder la ilusión!

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