La expresión “¡no tengo tiempo!”, siempre me ha sonado a excusa infantil ya que tiempo todos tenemos el mismo, aunque no todos sepamos administrarlo con la misma eficacia. Pero durante estas últimas semanas y debido a diferentes circunstancias, me he visto asfixiado por las manecillas del reloj en más de una ocasión y no he podido cumplir con todos mis compromisos (entre ellos el de mantener este blog...).
La gestión del tiempo no es moco de pavo: si no controlas tu tiempo el te controlará a ti. Odio la sensación de ser llevado por la corriente, sin embargo disfruto cuando soy capaz de controlar mi agenda para poder hacer más cosas y mejor. Cuando estás en el ojo del huracán te parece imposible hacer las cosas de forma diferente, pero luego se aprende a sacar tiempo de donde no lo hay. Normalmente no se tratará de hacer menos cosas si no de hacerlas más rápido e igual de bien.
En el mundo en que vivimos encontrar el equilibrio y aprender a adaptarnos al tiempo que disponemos es todo un reto. Hacer que los relojes no sean objetos pesados sino blandos y flexibles como los del cuadro de Dalí que ilustra este Post ("la persistencia de la memoria"-1931- ). Como se suele decir el tiempo es oro....¡porque es vida!.
8 comentarios:
Es la excusa más habitual y mediocre que existe...
Trabajé durante dos años y medio en una oficina casi 70 horas a la semana a ritmo vertiginoso y 'no tenía tiempo' de hacer muchas cosas. ¿Resultado? Que no las hice, y dejé pasar muchas cosas que debí de haber vivido durante esos dos años.
Así, uno puede pasar una vida entera sin tener tiempo para dedicar a la vida de pareja, las pasiones personales, los hijos, los padres, los amigos... y uno murió sin haber vivido el mundo, desperdiciando la oportunidad que Dios nos regaló.
Tienes toda la razón, si aprendiesemos a distribuir nuestro tiempo, las cosas las harioamos mejor y sobre todo, finalmente nos quedaría tiempo.
Gracias por recordarme algo tan importante como es aprender o reaprender a dosificar el tiempo.
Un saludo a la distancia, bueno el artículo.
Tienes toda la razón, si aprendiesemos a distribuir nuestro tiempo, las cosas las harioamos mejor y sobre todo, finalmente nos quedaría tiempo.
Gracias por recordarme algo tan importante como es aprender o reaprender a dosificar el tiempo.
Un saludo a la distancia, bueno el artículo.
Leía en un texto clásico latino, no me acuerdo ahora del Poeta que lo dijo, pero es esta frase: "el tiempo tiene envidia de nosotros, y por eso nos quiere arrebatar nuestra vida de a poco, llevándosela al olvido." Bueno, el tiempo también es criatura, fue creada por Dios, así que hay que tratarla como tal, con respeto, y también como lo que somos nosotros: Señores. El tiempo está hecho para el hombre y no el hombre para el tiempo
Tienes toda la razón... pero necesito tiempo para responder correctamente este post tuyo... y no es broma. Vuelvo otro día. Bendiciones.
Volví... comparto tu reflexión. Yo a veces quisiera que el día tuviese 30 horas para hacer todo lo que tengo que hacer, pero solo tiene 24. lo importante, es que en esas 24 horas seamos capaces de dosificar y utilizar el tiempo en algo útil. Una hora, es vida, un minuto, es vida, un segundo, es vida... ¿Qué hacer para que el reloj no me pille? Ser consciente de que soy un ser humano, con limitaciones, y hacer solo lo que tengo que hacer, y no lo que creo que puedo hacer. Solo eso traerá paz a nuestras escasas horas útiles. Bendiciones.
Mi profesor de teología fundamental me decía que decir "no tengo tiempo" es algo pecaminoso: SIEMPRE HAY TIEMPO PARA HACER LA VOLUNTAD DE DIOS.
CARPE DIEM. El secreto está -al menos a mi me lo parece- en aprovechar las colillas de tiempo que se nos escapan. Porque son pequeños retazos. Son esos pequeños retazos los que hacen rentables las horas.
Hace tiempo que no te siento en mi Blog.
Un fortísimo abrazo.
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