BUEN OLFATO (IV)

Tener buen olfato puede ayudar en la vida. Lo que huele bien resulta atractivo y lo que apesta repele. El sentido del olfato es como un sexto sentido y está muy relacionado con la intuición.

En el mundo jurídico se utiliza la expresión “bonus fumus iuris”, (buen olor a derecho o apariencia de buen derecho) para designar una acción que parece ser buena. Y en la Iglesia, cuando algún personaje destacado por sus virtudes humanas y espirituales fallece, se dice que ha muerto “con olor a santidad”.

El hombre moderno a veces peca de “racionalitis”; quiere encontrar una razón para todo y sólo se postra ante lo “científicamente demostrable” y "políticamente correcto". Quizás deberíamos dejarnos llevar de vez en cuando por la intuición y obedecer más a nuestro olfato.

El problema es que para captar las fragancias te tienes que acercar un poco a las cosas. Si queremos sentir el buen olor de la bondad, la caridad, la misericordia, la amabilidad que hay en el mundo, no podemos quedarnos encerrados en casa. Hay que meter las narices en la vida y aspirar fuerte todo el aire, sólo así se nos llenarán los pulmones de oxigeno y nuestra nariz captará los sabores de todo aquello que vale realmente la pena vivir.