NUESTRAS FOTOS EN ROMA

Los motivos que una persona puede tener para hacer una fotografía pueden ser varios (por placer, por diversión, etc.) pero el principal motivo suele ser para recordar.

El ser humano es muy limitado como lo demuestra su capacidad de olvidar incluso las cosas más importantes de su vida. Creo que por eso la fotografía tiene tanto éxito, necesitamos plasmar en una foto aquello que tememos que nuestra cabeza destierre de la memoria. El olvido es la muerte, y olvidarse de quienes somos, que hemos hecho y a quienes queremos es, en cierta manera, morirse uno mismo.

Esto lo he podido comprobar en primera persona en nuestro reciente viaje de Luna de Miel a Roma; he tirado muchas fotos con el afán de que quede constancia de esos maravillosos momentos de nuestra vida para poderlos recordar una y otra vez, y para poder compartirlos con nuestros seres queridos.

Existe, sin embargo, el peligro de que la obsesión por perpetuar esos momentos te haga olvidar el presente, cayendo así en aptitudes totalmente ridículas: yo he visto personas que no despegaban literalmente el ojo de la cámara de video, para al final acabar viendo únicamente su viaje ¡en la tele de su casa!.

Considero que es lógico querer tener un recuerdo de un momento especial, pero el recuerdo nunca puede sustituir a lo realmente vivido, no puede sustituir al presente mismo, porque es precisamente eso (el presente vivido) lo que da valor al recuerdo.

Aunque he hecho muchas fotos os puedo prometer que nos lo hemos pasado en grande, ¡y si no comprobarlo vosotros mismos!


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