“De las primeras cosas que he aprendido es que es de bien nacidos, el ser agradecidos. Papá me ha dicho que los agradecimientos, en su mayor parte, están siempre al final de las obras. En este caso, quisiera adelantarme por si olvidara, en algún momento, sincerar mis sentimientos hacia ti:
Gracias por estos nueve meses, por lo mucho que me has cuidado, por no haber tenido en cuenta los mareos, las nauseas y las dificultades que te han supuesto los cambios hormonales. Gracias por no haberte cuestionado mi vida, mi llegada, por haber olvidado las dificultades, el sufrimiento, el dolor, por haber sabido encender una vela cuando todo era oscuro… Gracias por haberte olvidado de ti y pensar sólo en mí, por haber puesto a un lado tu cinturita, por no importarte esos quilitos que venían conmigo… Gracias por las noches sin dormir que te he dado, por tu atención, por tus mimos, porqué a partir de ahora me vas a querer más a mí que a ti misma.
Gracias por todo lo que ahora se te avecina, por esas noches en vela, por tu paciencia, por darme siempre una segunda oportunidad, por estar siempre ahí, por quererme por lo que soy, por no olvidarme nunca…
Gracias mamá.“
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