Nuestra parroquia de Sant Pere (San Pedro) se encuentra justo al lado del Museo Dalí, en Figueres. Durante los días de verano se forman largas colas de turistas -como las que se ven en la foto- para poder entrar...al Museo Dalí.
A pesar de que las puertas de la Iglesia están siempre abiertas, los visitantes hacen cola delante del templo sin llegar a entrar. Solo unos pocos se deciden a pasar, pero lo hacen para contemplar el interior neogótico de la construcción religiosa. Y de los pocos que entran, son menos aún los que se detienen delante del sagrario para saludar a Nuestro Señor.
Esta es una imagen que se repite muchas veces a lo largo de nuestra vida; ¿cuántas veces pasamos delante de Cristo sin prestarle la menor atención?, ¿cuántas veces ignoramos que Él siempre nos espera con las puertas abiertas?, ¿cuántas veces valoramos más una “obra de arte” de la tierra que los “tesoros escondidos” que nos ofrece Dios?. Lamentablemente creo que muchas más de las que creemos.
Además, la visita al Museo Dalí cuesta dinero y la entrada a nuestra parroquia es gratuita... Pero, por favor, que nadie deje de ir al Museo por mi culpa ¡se pueden hacer las dos cosas! (visitar Museos y visitar a Jesús). ¡Faltaría más!
5 comentarios:
Hola José, tienes razòn, en cuanto a eso de los turistas, siempre entran y admiran la obra arquitectonica del templo y muchas veces ni siquiera se persignan, eso yo lo he visto en varias ciudades de mi paìs Mèxico, pienso que esto lamentablemente se repite en todo el mundo. Pero nosotros que sabemos que ahi esta Èl debemos por esto mostrarle màs amor y respeto, para compensar algo de lo que tantos no le dan.
Saludos
Demasiadas veces pasamos sin enterarnos de que "ahí hay más que Dalí" saludos
Por aquí pasa lo mismo, pero si cuando ves a los turistas en el interior de la Iglesia te arrodillas delante del sagrario y ellos te ven, reaccionan y se arrodillan. Parece que recuperan algo que tenían dentro muy olvidado. El ejemplo siempre vale!.
Totalmente de acuerdo con vosotros: el ejemplo, el desagravio y estar atentos a otras "puertas abiertas"....
Es muy cierto...
Pero yo iría más allá: ¿qué hacemos cuando Dios se nos presenta en la forma de los pequeños (de los que hablábamos en una nota posterior)?, ¿es justo que le demos la espalda a Dios, no nada más en el sagrario de la iglesia, sino en la calle, cuando nos mira desde su miseria, su desesperanza y su angustia?
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