junio 04, 2006

AVIVANDO EL FUEGO


Este que veís es Miguel, mi futuro cuñado político (el marido de la hermana de mi prometida). Ayer Domingo nos reunimos ambas familias -la de mi novia y la mía- en su casa, donde nos preparó, con gorro de chef incluido, una magnífica barbacoa. Cuando las brasas perdían fuerza, Miguel avivaba el fuego, para que los pinchos se hicieran bien.
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Como ayer se celebró el día de Pentecostés (la venida del Espiritu Santo), recordé aquella conocida oración que reza "¡Ven oh Santo Espíritu!, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor".
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Creo que en la vida espiritual pasa igual que en la Barbacoa de mi cuñado; primero has de poner TODA la carne en el asador, luego decidirte a encender la brasa para que todo arda, y para que no se apague el fuego del amor, pedir al Señor que avive las brasas con su Espíritu. Es una receta que no falla nunca, ¡ la prueba es que los pinchos de la foto quedaron riquísimos!

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