octubre 19, 2010

Políticas familiares



Ocurre todos los días, desde los inicios de los tiempos: un hombre conoce a una mujer y ambos se enamoran. También es bastante frecuente que ese hombre y esa mujer decidan unir sus vidas y compartir su futuro para siempre, e incluso que decidan tener hijos y educarlos, y vivir juntos las vicisitudes de la vida y también las alegrías. Esto es lo que se conoce como una familia. Y resulta que el futuro de toda sociedad depende de que muchos hombres y muchas mujeres decidan tener hijos, y de que muchos hijos e hijas decidan cuidar de sus familiares. Es decir, el futuro de la especie humana y por lo tanto de toda sociedad depende de las familias.

Por eso podemos afirmar que la familia es mucho más que una unidad jurídica, social o económica, ya que hablar de familia es hablar de vida, de transmisión de valores, de educación, de solidaridad, de estabilidad, de futuro, y en definitiva de amor.

Es cierto que últimamente el concepto de familia esta siendo objeto de un intenso debate tanto político como social, pero no es menos cierto que, más allá de las diferentes creencias e ideologías, existe una opinión unánime sobre la importancia de la familia tanto a nivel social como personal, y sobre la necesidad de proteger a sus miembros, sobre todo a los más vulnerables.

Todos estamos de acuerdo que es en la familia donde se aprenden los valores y las normas básicas de convivencia esenciales para la construcción de toda sociedad, y que es en la familia donde se transmiten la cultura y la manera de ser de un pueblo. Por ello, podemos afirmar que sin familias no habría culturas, ni lenguas, ni valores…, por poner sólo algunos ejemplos.

En la actualidad, y debido a la crisis económica, podemos observar cómo la familia se ha convertido en un medio de estabilidad para las personas con problemas de desempleo, enfermedad, marginalidad o dependencia, amortiguando los efectos dramáticos que estos problemas ocasionan. Por eso también podemos decir que la familia es el primer ámbito de solidaridad dentro de la sociedad, mucho antes que cualquier servicio asistencial u ONG.

En definitiva todos coincidimos en que la familia es el núcleo básico de la sociedad y que tiene un carácter insustituible, y precisamente por eso es tan importante valorarla y defenderla en todos los niveles.

La baja natalidad, la falta de plazas escolares o de espacios de recreo y zonas verdes debidamente habilitadas, el difícil acceso a la vivienda para las parejas de jóvenes, la imposible conciliación de la vida laboral y familiar, o los abuelos y enfermos que no pueden ser debidamente atendidos por sus familiares, son algunos de los síntomas de una sociedad enferma que no tiene claras sus prioridades.

Por eso, hoy más que nunca, hay que apostar por la familia desde todos los niveles (individual, asociativo, administrativo, político, etc.), de modo que las políticas públicas tengan en cuenta a la familia como grupo social para facilitar el cumplimiento correcto de sus fines específicos. Y esto requiere la elaboración de políticas familiares que tengan en cuenta a la familia como sujeto social, superando las políticas individualistas y haciendo que se legisle con "perspectiva de familia".

Y para ello es necesario que los ciudadanos y ciudadanas con conciencia familiar se impliquen activamente en la vida social, mediante asociaciones, apoyo de campañas, etc, ya que los verdaderos cambios siempre deben surgir de las bases de la sociedad. Del mismo modo que también es importante que todos los políticos luchen por conseguir una sociedad más justa, en la que decidir formar una familia sea una realidad accesible para todos y no un deporte de riesgo….



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