noviembre 19, 2007

Consejos para proteger la familia


¿Qué podemos hacer para proteger a la familia? Debemos reconocer y asumir los siguientes compromisos

1. El primer compromiso es el matrimonio por sí mismo. Los cónyuges debemos asumir nuevamente el deseo de dedicarnos el uno al otro, promover la fidelidad marital y la apertura a la vida.

2. La familia requiere de un compromiso mutuo. Es importante que reflexionemos sobre ello para poder encontrar así el tiempo necesario que permita a la familia estar juntos, comunicarse entre sí, confiar mutuamente, orar juntos, etc.

3. La familia es el santuario de la vida. En este sentido el compromiso se dirige a la protección y proyección de la vida desde el momento de la concepción, complementándolo con una paternidad responsable (para este tema puedes consultar ¿Cuáles son tus graves razones? de Lucrecia Rego de Planas).

4. El compromiso de elegir el tipo de educación que consideren oportuna para sus hijos, rechazando la imposición de ideologías, de programas, modelos o métodos que despojan a los padres del derecho que tienen de ser agentes de educación de los hijos. Por ejemplo, en el campo de la sexualidad, en el que el hogar es primeramente el lugar donde se enseña el testimonio de amor y el proyecto de vida, y no es meramente biología pura como en los libros de texto gratuitos donde se maneja el concepto de género.

5. El compromiso de lograr que la familia sea un campo donde se de la satisfacción de necesidades vitales, trato personal; que sea una escuela de virtudes, una escuela de sociabilización.

6. Es compromiso de los matrimonios dar un buen ejemplo, amor incondicionalmente, ejercer la autoridad, lograr la comunicación interpersonal, saber motivar.

Todos podemos hacer algo para que la familia sea lo que puede ser, lo que está llamada a ser. Con familias sanas el mundo se hace grande y hermoso. Pero, sobre todo, con familias sanas cada uno se siente seguro, respetado, amado por aquellos que viven a su lado. Lo cual es siempre la mejor manera de comprometernos para ayudar y amar también a los que no son de la propia familia, y que también necesitan recibir el testimonio y el apoyo de quienes saben lo hermoso que es vivir enamorados en familia.

Fuente: Catholic.net
Autor: P. Pedro Castañera L.C.

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